* La propuesta municipal para esta nueva intervención ha recibido el aval de Cultura de la Junta de Andalucía
Vista frontal del muro norte del claustro de Santa Clara
Nueva fase de obras a la vista en el Real Monasterio de Santa Clara.
Tras más dos décadas de intervenciones que han permitido poner en valor aproximadamente el 50 por ciento de este antiguo convento de la orden Clarisa ubicado al norte del Casco Antiguo de Sevilla, la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente de Sevilla tiene preparada otra nueva actuación para seguir recuperando este vasto conjunto edificatorio del siglo XIV.
Es el turno ahora del sector noreste del claustro, el único que aún no ha sido intervenido y donde se ubica una de las estancias más singulares y valoradas del antiguo Monasterio, la Sala de Profundis, parte del trazado original del Palacio de Don Fabrique. Denominada así por el salmo penitencial de profundis clamavi ad te (desde lo más profundo te llamo a ti), se trata de una antigua sala de enterramiento –anteriormente iglesia del convento- cargada de frescos y policromías de tal valor, que le han valido el reconocimiento de los expertos como una de las salas policromadas desconocidas más importantes de Sevilla. En su interior se encuentran pinturas murales del siglo XVI realizadas al temple, así como un fresco de estilo bizantino de la Virgen de la Antigua, de 1,90 x 1,50 metros, copia de la conservada en la Catedral de Sevilla.
Su ubicación dentro del inmueble la coloca abierta al claustro por el lado noreste, ocupando la primitiva iglesia del Monasterio y comunicada directamente con el coro bajo. Se halla dividida en tres estancias: un pequeño receptáculo de entrada, una habitación rectangular con una ventana en uno de los laterales y, otra más pequeña al fondo. Al final de esta última, una puerta comunica con una sala adyacente donde se encuentra el sepulcro del Obispo de Silves, una de las piezas artísticas más importantes del monasterio para el estudio de la escultura medieval sevillana.
Para su restauración, la Gerencia de Urbanismo ha elaborado un proyecto absolutamente respetuoso con el enorme patrimonio histórico-artístico que atesora esta parte del antiguo convento, además de con el constructivo. En este sentido, será primordial la fidelidad al origen de estas estructuras, partiendo del respeto del tiempo, la valoración de los aportes desde el punto de vista de su coherencia constructiva y armoniosa, la anulación de las disonancias y la acentuación del patrimonio.
De esta forma, en la restauración de la Sala de Profundis se utilizarán los mismos materiales nobles que se emplearon en la construcción de este recinto, para garantizar su compatibilidad, perdurabilidad y autenticidad, tales como la piedra o los morteros de cal en sus distintas variedades.
Tras su estudio por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, este organismo dependiente de la Consejería de la Junta de Andalucía ha emitido recientemente un informe favorable a la actuación determinada.
Como no puede ser de otro modo, las obras estarán precedidas de un estudio arqueológico para documentar las estructuras a intervenir y para fortalecer los criterios de intervención posterior. A esta fase preliminar le seguirá otra de consolidación (hay numerosas estructuras con riesgo estructural) que implicará una serie de apeos puntuales mientras se cosen y eliminan las patologías. Seguidamente, se llevarán a cabo los trabajos propiamente de restauración, con un criterio unitario y sistemático, junto con el de eliminación de elementos constructivos añadidos para eliminar discontinuidades. Este proceso incluirá también una fase de intervención preventiva de futuras patologías.
Este máximo respeto a los valores originales del edificio y de sus distintos elementos será el que presida también la operación en las cubiertas, sobre la que se trabajará para recuperar la volumetría original, y siguiendo en todo momento los principios para la conservación y restauración de monumentos y sitios históricos recogidos en la Carta de Venecia, de 1964.
El proyecto finalizará con la puesta en valor de todos los restos recuperados, a fin de que puedan ser visitados, recorridos e incorporados a la parte del monasterio ya intervenida. A este respecto, la rehabilitación de este ámbito el convento constituye una continuación de las actuaciones que han venido acometiéndose hasta ahora, y si bien, la Sala de Profundis es el espacio más valioso y destacado de este ala del edificio, no es el único.
Teniendo ello en cuenta, la intervención se extenderá más allá de la propia Sala de Profundis para abarcar las crujías completas al norte del claustro y la parte anexa de la propia Sala de Profundis compuesta por una serie de pequeñas viviendas construidas en la segunda mitad del siglo XIX por orden gubernamental para recibir inquilinos cuyas rentas sostuvieran la vida conventual. De este modo, la recuperación de todo el sector norte del Monasterio se colmatará con la rehabilitación de las llamadas viviendas de vida particular.
Las viviendas de vida particular
Estas viviendas particulares, que serán por tanto también restauradas, se situaron en su día de cara a la huerta norte del convento, en una zona alejada de la monástica, con fachadas ciegas para proteger a las religiosas de la vista. Este conjunto edificatorio presenta un alzado con numerosas aperturas, que se cierra con un tejado a dos aguas.
La propuesta rehabilitadora al completo ha sido valorada en 2,7 millones de euros. Para su financiación, el Ayuntamiento de Sevilla ha presentado una solicitud de cofinanciación al Programa 2% Cultural del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana que asciende a 1,2 millones de euros.
Tras el visto bueno al proyecto básico de intervención de la Comisión Provincial de Patrimonio, la Gerencia de Urbanismo trabaja ya en el proyecto de intervención definitivo y la posterior documentación precisa para la contratación de las obras.
Esta nueva actuación, que engloba a la antigua Sala de Profundis y a las crujías norte del claustro, junto con las viviendas de vida particular, constituye una fase de extraordinaria relevancia ya que, por un lado, posibilitará que los visitantes puedan conocer el origen fundacional del convento sobre los restos del Palacio mudéjar del Infante Don Fadrique y la evolución del mismo desde su creación en la segunda mitad del siglo XIII y, por otro, contribuirá a completar las intervenciones ya realizadas con anterioridad en el conjunto.
En definitiva, una nueva fase de obras para acentuar un recorrido peatonal en anillo que permita unir las intervenciones anteriores con la que se proyecta con esta propuesta.