Más espacio para las raíces del gran ficus de la Plaza del Museo
* Urbanismo amplía el alcorque de uno de los dos ejemplares centenarios que preside este emblemático espacio del Casco Antiguo
Raíces aéreas del gran ficus de la Plaza del Museo, junto al acerado del que se ha retirado parte del pavimento para favorecer su crecimiento natural
19/02/2021
En uno de los bancos de piedra de la Plaza del Museo, bajo la sombra de uno de los dos grandes ficus centenarios que dominan con su porte este céntrico espacio, hay dos adolescentes sentados. Seguramente ajenos a la historia de esta plaza y del gran árbol que los cobija, andan enfrascados en animada conversación. Detrás de ellos, entre el enrejado que dibujan las enormes raíces del árbol, un discreto cartel del Ayuntamiento tranquiliza a los viandantes ante la posible caída de ramas, sustentando justamente la escasa posibilidad de que ocurra en la envoltura de esas raíces. “Las raíces aéreas de este árbol se han envuelto para acelerar su crecimiento y proporcionar más estabilidad a sus ramas, ya que al llegar al suelo forman verdaderas columnas naturales, capaces de soportar el peso de las mismas, dando robustez a todo el conjunto. Esto hace que disminuya el riesgo de caída de ramas”, reza el aviso.
Como brazos que se extienden a lo largo y ancho de todo el parterre, las enormes raíces aéreas se imponen sobre cualquier otro elemento desbordando incluso los límites del propio arriate y traspasando la frontera entre éste y el acerado perimetral de la plaza en su tramo frente a la fachada del Museo del Bellas Artes. Es el resultado del crecimiento natural de este ejemplar centenario (Ficus macrophylla), catalogado junto a la pareja que forma con el plantado al otro lado de la plaza, como árbol singular de Sevilla; porque así como hay monumentos singulares, también hay árboles considerados como tal, a los que su frondosidad y longevidad en el tiempo les ha otorgado la condición de históricos y patrimoniales. Tanto tiempo llevan los dos enormes ficus de la Plaza del Museo dominando este espacio, que rivalizan en protagonismo con la estatua de Murillo que se levanta en el centro, disputándole altivez y presencia.
Para satisfacer ese recorrido natural de las raíces del ficus que se alza frente a la fachada del Museo, liberándolas del pavimento que las oprime, la Gerencia de Urbanismo ha aumentado la superficie terriza del parterre que las resguarda. De esta forma, respetando la huella de su alineación actual y bajo el estricto cumplimiento de las normas de protección patrimonial aplicables, se han sustituido unos metros del pavimento del acerado por una malla metálica que garantiza el crecimiento ordenado de las raíces y que les permite expandirse sin tener que luchar contra el corsé del pavimento de la acera, que las oprime.
Trabajos de ampliación del parterre del ficus
Urbanismo ha realizado esta sencilla operación en el transcurso de unas obras acometidas en la confluencia de la plaza con las calles Miguel de Carvajal y Rafael Calvo, dirigidas a ordenar esta trasegada zona, donde se realizan las operaciones de entrada y salida de mercancías del Museo de Bellas Artes. La presencia constante de vehículos aparcados en este punto, afectaba normalmente al desarrollo de estos trabajos, de manera que la Gerencia de Urbanismo ha sustituido la anterior superficie reservada para aparcamiento y la ha incorporado al acerado perimetral de la plaza, incrementado de esta forma su tamaño. El resultado es un espacio más libre de coches, accesible y favorable para el recorrido peatonal.
Ambas actuaciones se han hecho de manera conjunta, en apenas unas semanas y con una inversión que ha rondado los 15.000 euros. Una puntual intervención que ha supuesto unas mejoras del todo necesarias. La Plaza del Museo se ha ordenado por su extremo sur, facilitando la carga y descarga del Museo de Bellas Artes y ganando más metros para peatón. Y el ficus centenario de su lado norte, al que se le ahogaban sus raíces bajo el pavimento, ya puede respirar.